BORRADOR

Muy querido Fran:

En nuestras conversaciones hay de todo. No hay tema prohibido, pero a veces muy sutilmente te hablo del tiempo, del paso del tiempo, de esas cosas que por casualidad vivimos y que no vamos a repetir nunca más. Me da asco el evidente abismo que hay entre nosotros, pero nadie tiene la culpa...
Hoy me he decidido a hacerte saber todo aquello que ya suponías y evitas de mí.

Los mejores días de mi vida pasaron ya. No acepto que tengamos un camino y un recorrido distintos. Tuvimos una amistad en la que compartimos alegrías y penas juntos. A tu lado redescubrí el sentido del arte, del teatro especialmente. Recuperé el sabor del alcohol,
del deseo, de las ganas de vivir. Un sombrero es testigo del momento con más gracias que recuerdo a tu lado. Lo llevo grabado a fuego en mí y, gracias a él, invento que tuvimos una historia. Sé que me engaño haciendo eso, que no me hace bien porque es mentira, pero
me da un soplo de ilusión y aliento para creer, para seguir.

He soñado mil veces contigo, con encuentros casuales y también con otros premeditados. He retocado y desdibujado cada uno de los besos que me diste en las mejillas, arrastrándolos hasta mis labios. He tirado de nuestro pasado común como recurso para construir
un presente y evocar un posible futuro: un camerino conjunto tal vez, una gira, un rodaje quizá, una alfombra roja, una vida repleta
de reconocimiento mediático y popular, éxito y fortuna para ambos.
De lo contrario, me bastaría una interminable experiencia furtiva. Me vale con eso. No tengo mucho, pero lo canjearía todo por ti. ¡Aunque no sé si puedo con todo esto! Tengo una mochila preparada por si algún día... Por si algún día me llamas y me tapas la boca obligándome a aceptar un nuevo destino para los dos; mi mayor locura, mi único deseo.

Imán para mí, siempre fuiste muy independiente. Y es por esto por lo que nunca hubiera imaginado encontrarte tan enamorado de otro y feliz sin que sea por mí. Nunca dejarás de sorprenderme, en este caso para mi disgusto... Así que olvidaré que no es conmigo con quien te acuestas cada noche y que tampoco querrás hacerlo jamás, y usaré mi mente para sentir tu cuerpo. Te admiraré y halagaré tanto o más que ahora. Te perseguiré Te seguiré. Recortaré cada nota de prensa, guardaré cada una de tus entrevistas. Te veré en el teatro
y en el cine, y me estremeceré desde mi butaca. Compraré tus películas y te repasaré en cada fotograma. Celebraré tus premios.
Te coleccionaré.

A veces tengo la sensación de que intento conquistarte inútilmente, de que esto es una guerra perdida.
Es una lástima no poder elegir qué vida vivir.




Francisco Cesteros — Valladolid, 10 de diciembre de 2009.