- ¿No podéis hacer nada por él? -
- Dadas las circunstancias... Sólo podrá salvarlo tu sangre -.
- De acuerdo -.
- Francisco, debes saber que después no podremos hacer nada por ti si accedes... -
Silencio.
- Estoy preparado -.
- Piensa en ello -.
- Estoy preparado -.
- Muy bien, lo dispondremos todo en seguida. Deberás firmar aquí, y aquí también -.
- ¿Podré estar a su lado? -
- Sí, no es problema. Ahora vamos a sedarte para hacerlo más fácil -.
- No. Si va a ser lo último con él quiero sentirlo -.
Francisco Cesteros — Valladolid, 5 de noviembre de 2009.
